31/01/2020

El sector de la construcción ha procesado varias transformaciones en el plano de la seguridad y siniestralidad en los últimos años. A pesar de esto, no se encuentran disponibles indicadores públicos que permitan monitorear la evolución de la siniestralidad laboral en el sector. Por lo anterior, el CEEIC se propuso como objetivo en 2019 elaborar indicadores que permitan medir la siniestralidad laboral en la industria de la construcción de forma recurrente.

En esta línea, en base a datos del Banco de Seguros del Estados y del Banco de Previsión Social, se elaboran dos indicadores: el índice de incidencia, que mide la cantidad de accidentes laborales por cada mil trabajadores y el índice de frecuencia, que cuantifica la cantidad de accidentes por millón de horas trabajadas. A los efectos de sortear restricciones de información estos indicadores únicamente consideran a los trabajadores dependientes que cotizan bajo el aporte unificado del sector (Ley 14.411: construcción, refacción, reforma o demolición, sean estos empleados directos o subcontratados)[1]. Estos trabajadores representan más del 70% de los trabajadores formales del sector.

Los resultados de ambos indicadores confirman que la siniestralidad laboral en la industria de la construcción se ha reducido significativamente en los últimos años. En particular, la frecuencia de los accidentes laborales se redujo 26% desde 2014, pasando de 54 accidentes por millón de horas trabajadas a 40.

Es importante señalar que la falta de información histórica (anterior a 2014) es una limitante para determinar las causas detrás de la reducción de la siniestralidad. Sin embargo, hay dos elementos que constituyen hipótesis para explicar este fenómeno. Por un lado, el sector atraviesa una fase baja del ciclo de actividad. En esta línea, es razonable suponer que, en promedio, los ocupados actuales del sector tienen mayor calificación o experiencia que en 2014, lo que debería redundar en una menor propensión a accidentarse. Por otro lado, en los últimos años se han producido cambios normativos, el sector ha incorporado intensamente capital y tecnología y se han configurado modificaciones en la gestión, en los procedimientos, en la capacitación al personal y medidas de seguridad. Esto habría redundado en nuevas prácticas enfocadas a la prevención de riesgos.

[1] Los detalles metodológicos están disponibles en www.ceeic.uy